domingo, septiembre 10, 2006
Oración a Nuestra Señora del Espino
Dulcísima Madre mía, a quien venero con todo mi afecto bajo el nombre de Nuestra Señora del Espino: cada vez que me acuerdo de las gracias singulares e innumerables misericordias que habéis dispensado a los que con fe viva, firme esperanza y corazón devoto os han invocado, se llena mi alma de gozo, mis ojos de lágrimas de ternura, y mi lengua os bendice y os alaba. Espero que me oiréis benigna, cuando os llame en mis trabajos, que me consolaréis en mis aflicciones, y que seréis el escudo fuerte que me defienda en el tiempo de la tentación. ¡Oh Virgen Satísima del Espino! Madre mía, Abogada mía, Refugio mío, yo temo que mis oraciones no han de ir bien encaminadas, si vos no las dirigís; que mis súplicas y peticiones no han de ser atendidas, si vos no las presentáis, y que mi alma ha de perderse, si vos no la amparáis. Presentad, pues, mis peticiones, mis necesidades, mi pobre alma ante el trono de vuestro divino Hijo Jesús, para que remedie todas mis necesidades, y me otorgue lo que especialmente pido por vuestra intercesión en esta Oración. Alabada seáis, madre mía: alabado sea vuestro dulcísimo nombre; y tenga yo la dicha de alabaros ahora y por siempre en el cielo. Amén.
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